domingo, 6 de diciembre de 2009

Tacones lejanos





-Por qué lo hiciste.

-Yo no le maté, mamá.

-Pero tú misma lo confesaste... Nadie te obligó.

-Matarle habría sido lo legítimo, pero como no me permitisteis ni eso, mi única venganza ha sido confesarlo. ¡Aunque fuera mentira!

-¿Por qué me martirizas Rebeca?¿Es por haberme acostado con él, es por eso?

-No digas tonterías, no fuiste la única.

-¿Entonces?

-¿Has visto Soneto de otoño? Es la historia de una famosa pianista que tiene una hija muy mediocre. Una historia como la nuestra. Un día la madre va a visitar a la hija, ya casada, que también es aficionada al piano. Después de comer la madre le pide que interprete algo para ella. A la hija le da un apuro... Pero ante la insistencia de la madre accede y toca muy nerviosa un preludio de Schopen. Cuando termina, la madre por cumplir le dice que lo ha hecho muy bien. Pero no puede evitar sentarse al piano también para darle algunos consejos. Y no hay nada más humillante para la hija que escuchar aquellos consejos, porque lo que la madre le está diciendo es: "¡eres una negada!¿Cómo te atreves a poner tus dedazos sobre esta partitura tan sublime?¿Cómo puedes pensar que mi sensibilidad lo va a soportar? Eres demasiado vulgar para imitar uno solo de mis gestos al piano. No has nacido para esto y aunque ensayaras millones de años no conseguirías ser una pálida sombra de lo que yo soy. ¡Tu imitación para mí no es un homenaje sino un insulto!

-No sé de qué me estás hablando.

-Me he pasado la vida imitándote. Desde que nos separamos he intentado competir contigo en todo, y sin ningún éxito. Sólo una vez conseguí ganarte,¡una!, con Manuel.

-Con Manuel perdimos las dos...

-Sí, pero fui yo quien se casó con él, no tú. Pero tuviste que venir para demostrarme que podías quitármelo si querías. Yo lo sabía pero tú tenías que demostrármelo.

-Perdóname Rebeca, sé que me he portado muy mal contigo...

...

No hay comentarios: