lunes, 14 de septiembre de 2009

Juegos secretos



La piscina se convirtió en un ritual, día tras día se sentaban juntos a la sombra y se iban conociendo mejor. Más o menos, obligados por las circunstancias, Aron y Lucy entablaron una frágil amistad. A veces Brad y Sara se intercambiaban los hijos. Hacia años que Sara no se lo pasaba tan bien, pero siempre se quedaba con unas ganas locas de tocarle y de que Brad la tocara. Pero por mucho que lo deseara también deseaba con la misma intensidad seguir viviendo como lo hacían, inocente y abiertamente al público, De manera que aceptaba la situación, el melancólico apretón de manos de las 4 de la tarde a cambio de esa parcela de césped, de la crema solar y de la compañía. Otro día feliz junto a la piscina.

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