La culpa ha sido mía, yo soy el único cabrón de esta historia, pero ha servido para demostrar que el matrimonio y yo no estamos hechos el uno para el otro, y ha servido para demostrar algo más. Cuando estaba allí delante del altar, por primera vez en mi vida me di cuenta de que estaba perdidamente enamorado de una mujer y esa mujer no era la que estaba a mi lado sino la mujer que está delante de mí, ahora, bajo la lluvia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario