domingo, 22 de marzo de 2009

Hable con ella


-No soy capaz ni de tocarla, no reconozco su cuerpo. Soy incapaz hasta de ayudar a las enfermeras a que le den la vuelta en la cama. Me siento muy mezquino.
-Hable con ella, cuénteselo.
-Sí ya me gustaría pero no puede oír.
-Cómo está tan seguro de que no nos oye.
-Porque su cerebro está apagado, Benigno.
-El cerebro de una mujer es un misterio, y en este estado más. A las mujeres hay que tenerlas en cuenta, hablar con ellas. Tener un detalle de vez en cuando. Acariciarlas de pronto. Recordar que existen, que están vivas y que nos importan. Esa es la única terapia.

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