
-Aaashley...uh!
-Agárrese fuerte y aguante el resuello.
-Mami, el desayuno de la señorita Escarlata.
-Llévatelo a la cocina, no probaré ni un bocado.
-Oh sí, ya lo creo que lo probará, se tomará todo lo que le ha traído-
-¡No lo tomaré!Vísteme de una vez, que ya es muy tarde.
-¿Qué vestido va a ponerse?
-Ese.
-¡No,este no! No puede ir descotada antes de las 3 de la tarde. Se lo diré a su mamá todo eso.
-Si le una palabra a mamá, no probaré ni un bocado.
-Bueno... Échese el chal sobre los hombros, no quiero que le salgan pecas después de haberme pasado todo el santísimo invierno tratando de aclararle la piel con leche. Aaandaa, señorita Escarlata, sea buena y come alguna cosita, ¿eh?
-Nooo... hoy pienso pasar un día divertido, comeré mucho en la fiesta.
-Si a usted no le importa lo que digasn de su familia a mí sí. Le he dicho una y cien veces que una dama distinguida tiene que comer delante de la gente como un pajarito. No está bien que vaya a casa del señor John Wilkes a engullir lo mismo que un brasero del cazo.
-¡Qué tontería! Ashley Wilkes dice que le gusta ver que una chica tiene buen apetito.
-Lo que los caballeros dicen y lo que piensan son dos cosas distintas. Y yo no sé que el señor Ashley le haya pedido que se case con él...Ahora no coma demasiado deprisa, tampoco tendría ninguna gracia que le sentara mal.
-¿Por qué hay que hacer tantas tonterías para pescar marido?